domingo, 10 de mayo de 2015

Yo soy Winston Churchill

 Con todo mi enorme respeto y salvando las lógicas distancias, encuentro con que mi situación en ésta casa es muy parecida a la de Churchill durante la Segunda Guerra Mundial. Yo también tengo que estarme aquí y no salir fuera, esperando que vengan cosas de unos mundos nuevos o casas nuevas pero sólo quizá, y vienen y yo sólo tengo unas pocas cosas acumuladas a lo largo de los años con las que no puedo hacer más que lo que llevo haciendo desde siempre antes de que tocara hacer éstas cosas para las que ésas cosas no están nada preparadas. Sí, como Churchill, o el albano ése, el que iba contra el sultán Mehmed II, o primero, o a lo mejor no era ni Mehmed. O, siguiendo contra los turcos, como los cosacos. Hablando de cosacos, creo que tenía un gorrito. No sé si los cosacos tenían realmente gorros de piel, pero en mi cabeza suelen tenerlos. En mi cabeza mucha gente de la época tenían gorros de piel, pero los turcos no. Los turcos tenían unos sombreros más raros. Muy grandes. Muy, muy grandes. Sombreros-palanquín, se podría decir. O palanquines-sombrero. El orden de los factores no altera el producto, me acuerdo. Las matemáticas, cuanto tiempo sin pensar en ellas. Matemáticas, reglas y factores y conmutaciones y números. Ecuaciones ya no, no me gustaban. Había algo raro en las ecuaciones. ¿Por qué x tenía tanto poder? y también un poco, pero nunca tanto. ¿Qué pasaba con x? Había algo desagradable con x. Demasiadas metamorfosis. Podía hacer demasiadas cosas. x era panteísta. Panequista. Demasiadas equis oscilando por toda la página y uno no sabe qué x es cada x. El lenguaje no está para éso, no está para las equis. Ni para las x. Ni para las y. El lenguaje está para otra cosa. El lenguaje está para ser Winston Churchill. Sí señor, ser Churchill, y además hablar como Churchill. Yo no puedo hablar como Churchill, pero en ésta situación soy Churchill, así que mis palabras se churchillean y es cómo si hablara como Churchill. O el albano. ¿Qué habría pasado si Churchill fuera albano? Supongo que sus discursos estarían en albano, y no tendría tanta gracia. ¿Tendría otro nombre? Tendría otro nombre, sí, no creo que los albanos vayan por ahí llamándose Winston y apedillándose Churchill. Y los cosacos tampoco. Aunque a lo mejor ahora sí, si conocen a Churchill. No sé mucho de Albania. De todas formas, no se podría ser Churchill y ser albano. No se sería Churchill-Churchill. El inglés es necesario para ser Churchill, creo. Pero el español también vale. El español también vale.

Y gira y gira y gira y gira, porque la inercia funciona así, porque uno simplemente no se detiene sin fuerzas contrarias o rozamientos o lo que fueran ésas cosas. Gira y gira y gira, y empezamos a sentirnos mareados de verlo. Queremos acabar de una vez, dar la vuelta y volver a nuestras casas y abrazar a nuestros hijos y llorar en los brazos de nuestras madres. Volver a nuestras casas y plantar un árbol y escribir un libro y enseñar a las próximas generaciones a ser buenas y respetuosas y a cuidar el medio ambiente. Volver a casa y adoptar un perro, cuidarlo, sacarlo a pasear, disculparse con los vecinos por cuando hace ruido por la noche o caga en lugares inapropiados. Volver a casa y apagar el televisor y no levantarse del sofá nunca más. Volver a casa. Volver a casa. Volver.
Uno no vuelve simplemente y consigue un perro, tres hijos, siete árboles, treinta libros, cuarenta campos de golf, testosterona y alcohol y estrógeno y esponjas. Todos nosotros lo sabemos, y somos fieles. Todos nosotros lo sabemos, y somos disciplinados. Somos serios, severos, callados, firmes. Nos movemos como la niebla, como el ojo de un gato, como una muñeca. Como un rayo ensombrecido creado por el hombre. Somos lo que somos, y él es lo que es, y nuestras casas son nuestras casas. Y volveremos a ellas, no cabe duda, pero no será ahora mismo. Ni ahora. Ni ahora. Debemos acabar con ésto si queremos volver a nuestras casas. Debemos acabar con ésto si queremos que haya niños y perros y madres y sofás. Si queremos que haya algo, primero debemos soportar el vértigo.

CUANDO las aves fénix se mueren, se queman, arden, lo que sea, de sus cenizas...¿O no llegaban a quemarse del todo? Espera, mierda, ¿cómo era? ¿Se quemaban o no se quemaban? ¿Simplemente se morían? No me acuerdo. Sea como sea, de sus restos mortales (oh, toma ya) surgía otro fénix. No recuerdo si de niño o de adulto. A lo mejor incluso de huevo. ¿El cadáver pone un huevo? Ajj. Espera, más bien se convertiría en un huevo. Pero, fisiológicamente, ¿éso cómo funciona? Además, ¿no es un derroche de material bioalgo convertir una parte de éste en la cáscara del huevo? ¿No significa éso que cada fénix será más incompleto y débil que el anterior? ¿Más enfermo, más degenerado? Mierda. Se me ha jodido la puta metáfora. De hecho, ¿qué quería decir? Uno se acaba perdiendo en que si fénixes y no fénixes...¿Ícaro sería un fénix? Daría un poco da mal rollo si Ícaro hubiera resucitado. ¿Lo habría intentado otra vez? Me da la impresión de que sí. Y otra y otra y otra vez. Eternamente, a lo Sísifo. Y seguro que le habría molado, al muy cabrón. Y que cada vez se sentiría más y más feliz pensando "la próxima, seguro que la próxima, la próxima cae seguro". Pero a un observador imparcial le parecería que en todas las ocasiones cae exactamente a la misma alturas. Claro que nadie tendría el valor de decírselo. A ver quién se le acerca y le dice, Ícaro, chaval, que no, que no funciona, que no estás hecho para ésto, vuelve a casa y dúchate y tómate una buena cena con tu padre, que te echa mucho de menos. Así que supongo que nunca parará de hacerlo. Bueno, mientras esté contento y no vaya perdiendo los tejidos ésos como el fénix. Sea cómo sea, sed muy buenos y hacedlo todo lo mejor que podáis, ¿vale? Ésta historia quiere decir que hay que pensar positivamente y buscarsiempre el mejor resultado. 
Claro que tengo miedo. Estoy cagado de miedo. Churchill también lo estaba. Espera. Yo, Winston Churchill, también lo estaba. Siempre he estado cagado de miedo. Espera, espera, Siempre He Estado Cagado De Miedo. Yo sabía lo malo de la situación y aún así bravuconeé, hablé, agité el puño, rompí el aire, estanqué el desánimo. Le eché cojones, aunque me temblaran. Sí señor, me incliné hacia adelante, guiñé el ojo y solté, bring it on. No, no, espera, éso suena muy americano. ¿Cómo sería en inglés británico? Bueno, puedo ser también MacCarthur, éso suena muy MacCarthur. O Eisenhow...Roosevelt, digo, que me cae mucho mejor. Pero mis piernas funcionan bien. Espera, éso puede arreglarse. Ya está. Joder, ésa mierda ha dolido. Joder. Joooder. Estaría agradecido si dejaras de una puta vez de dar vueltas, casa de mierda. Oh mierda, he ido demasiado rápido. Ahora sólo puedo ser Roosevelt. Mierda. Mierda. ¿Me voy a morir? Roosevelt se murió. Mierda. Oh mierda. Mierda. Mierda. Cosacos y albanos fuera. Churchill fuera. ¿Quién queda? ¿Quién? Mierda, por qué seré tan impaciente. Impetuoso, decía mi madre. Impetuoso. Qué palabra tan llena. Tan...churchilliana. Puedo sentirme algo churchilliano aún sin poder ser Churchill, ése es un descubrimiento muy interesante. Oh, ahora me entra el antojo de ser Nobunaga Oda. "Si el pájaro no canta, mátalo". Menudo tío. El tonto de Owari, y después el Rey Demonio. ¿Soy el tonto de Owari? Entonces me tocará ser el rey demonio. ¿Tengo que quemar budistas? No me gusta la idea de quemar budistas. Pero mierda, Nobunaga tampoco iba en silla de ruedas. Sus piernas funcionaban bien, que recuerdo que bailaba. Bailaba mucho antes de las batallas. Estaba contento, más contento que Churchill. Estaba contento, el miedo era algo ajeno, algo que toquetear con un palo pero que nunca podría ser comprendido. Todo podía ser permitido porque nunca habría miedo. ¿Cómo he podido fastidiar mi oportunidada de ser Nobunaga? ¿Cómo he podido? ¿Cómo he podido?