He empezado hoy.
Me siento bien. Tranquilo, pero enérgico. Trabajador. Alegre. No me asusta mucho lo que vaya a pasar. Un poco. Pero no mucho. Estoy más o menos listo para ello.
Cuando escribo, suelo intentar que el número de líneas de un párrafo sea impar. Está anotado. Si las líneas de varios párrafos seguidos suman diez sin recurrir a ningún par, me siento satisfecho. Está anotado. Todo está debidamente anotado. Todo ésto se sabe. No es importante. No es de particular importancia. Está guardado y archivado y fotografiado. Digo fotografiado porque han fotografiado algunos párrafos. Al lado ponían números, contando las líneas. Al lado de los párrafos, digo. Las fotos las hicieron con una Réflex. Muy buena. Me gustaba. Aunque no sé mucho de fotografía.
Se me aconseja que satisfaga mis "manías".
Bueno, pues lo hago.
Bueno. La ventilación es buena. Ahí no hay problemas. Es buena. Hay agua corriente. Y comida. Y agua mineral. Font Vella. Me gusta mucho. Está deliciosa. Tengo de sobra, y toda está fresquita. Tal como a mí me gusta.
Además tengo estanterías. Algunas están vacías, otras no. Las que no están vacías tienen cosas. Entre esas cosas hay libros. Y películas. Libros, películas, cedés. Abundan. Todos me gustan. Todos y todas. Tengo muchas cosas que hacer, ver y leer.
También tengo una sala de ejercicio. Por si me apetece. Y mudas de ropa. Y no sólo hay ducha, sino bañera. Incluso tiene hidromasaje. Está muy bien.
Es un dúplex. Eso me asusta un poco.
La casa parece adaptarse bien y yo me adapto bien también. El aparato artificial de luz solar da vueltas por el sótano. Paso allí varias horas al día. Leyendo. Da vueltas de forma caprichosa. Como un robot aspiradora vuelto loco. Ilumina unas paredes desnudas. Bombillas colgando del techo. Paredes húmedas. Puertas de madera. La televisión y el aparato de música están arriba, así que aquí lo único que puedo hacer es leer. Me siento muy seguro cuando cierro la puerta y el aparato va dando vueltas y vueltas de forma cada vez más previsible. A veces abrazo el aparato y hasta le lleno a besos. A veces duermo en el sótano, con el aparato encendido. Amo al aparato.
El piso de arriba está cerrado y sepultado y bloqueado y no quiero hablar más de eso. El piso de arriba es malo. El piso de arriba es malo. El piso de arriba está sucio y es maligno y no debe ser tocado. El piso de arriba es el límite. Si algún día algo baja del piso de arriba no sé qué haré pero se me prometió que eso nunca pasaría así que eso nunca va a pasar. Si algún día algo baja del piso de arriba me esconderé con mi aparato. Beberé la humedad de las paredes. No comeré. Aguantaré. Comeré hojas de libro. Nada debe bajar de arriba. Por si acaso, pongo otra estantería en las escaleras. Esa estantería no tenía nada dentro. No me servía para nada. Así sirve para algo. Aunque sólo sea para tranquilizarme. Me río. Reírme me tranquiliza. Se me advirtió que no dijera lo que hace cada cosa. Pero me tranquiliza. Se me dijo que me tranquilizara. Todo lo posible. Tranquilidad. Tranquilidad. Tranquilidad energía humildad generosidad amabilidad civilidad. Soy civil. Contrario de incivil. Cívico, no cínico.
En la esquina de la cocina hay un charco de una sustancia oscura extraña. No me suelo acercar. A veces me habla. No entiendo muy bien lo que me dice. No porque no hable su idioma. A veces distingo palabras. Muy sueltas. No las recuerdo, no me fijo mucho. Si me fijo y recuerdo alguna lo pondré aquí. No me habla mucho, sólo a veces. Cuando he pasado mucho rato abajo. O cuando me quedo mirando la escalera. Son momentos de energía malgastada. Tengo mucho que hacer. Ayer vi muchas películas. Ayer vi muchas películas. Ayer vi muchas películas. Oh dios mío, ¿qué películas vi ayer? Oh dios mío. Oh dios mío. Ah. Ah. Godard. Sí. Ese nombre. Lo recuerdo. Sí. Sí. Godard. Humildad. Tranquilidad. Energía. Civilidad. Godard, Godard, Godard. Me aferro a ese nombre y resulta que tiene espacio para manos y espacio para pies y me siento muy feliz porque está acolchadito. Sonrío, no puedo parar de sonreír, me siento feliz, me siento muy feliz aferrado a Godard, amo a Godard, te amo Godard, Godard, Godard, ¡Godard!
No me masturbo. Ya no lo necesito. Me he aburrido de ello. El erotismo en general me aburre. Aunque muchos libros y muchas películas hablan de ello. Lo miro desde fuera. Se me dijo que no podría haber erotismo aquí. No me importaba. Siempre lo he mirado desde fuera. Incluso me ha aburrido siempre un poco. Me cansan mucho los dionisíacos. Y me gusta Dioniso. Pero no me gustan los dionisíacos. Me aburren. Dicen lo mismo siempre. No me los creo. Tampoco a los contrarios. Amo a Apolo. Pero no a los apolíneos. Apolo es otra forma de locura. No racionalidad. O racionalidad es otra forma de locura. Me lío. Se me dijo que no abstrayera. Pero el erotismo es abstracto. Al menos ahora lo es, para mí. Mejor haré lo siguiente. Concentrar mis restos eróticos. El erotismo estará sólo en las películas y los libros. Será una cosa unidimensional. Estará en muchos y nada más. No habrá nada que entender. Ni profundizar. Serán como un color. Ya está. El color erotismo. Invadirá algunas cosas pero pocas. Color erótico. Sí. Eso solucionará muchas cosas. Bueno, tampoco muchas. Algunas. Podré seguir las instrucciones.
El piso de arriba el piso de arriba se está moviendo juro que se está moviendo lo juro antes no estaba ahí lo juro lo juro pero estoy tranquilo se me advirtió se me advirtió se me advirtió eso es todo lo que hará moverse y nada más me lo tomaré como una migración y ya y ya está ya está ya está.
Hay cuadros. Son cuadros bonitos. No los reconozco. Antes los reconocía. Pero me olvidé de apuntarlo. Y ahora que no tengo sus nombres apuntados no los conozco. Qué se le va a hacer. Algunos que no me gustan los he colocado en las escaleras. Estoy muy satisfecho por ello. Sonrío. Mis manos están llenas de polvo. Me las lavo. Me miro. Sonrío. Sonrío. Sonrío. Sonrío. Sonrío.
Paso más tiempo abajo. ¡Me gusta estar abajo! ¡Me gusta el aparato de luz solar! Ya nisiquiera necesito leer. A veces simplemente me quedo mirándolo. ¡Me gusta mucho mirarlo! ¡Horas y horas! ¡Es fascinante cómo ilumina y cómo se mueve y me dan ganas de matarlo a besos! ¡Cómo lo amo!
Duermo tambien con él. ¡Me he traído comida y bebida! ¡No importa, porque había una nevera portátil! Claro que sigo subiendo. Sólo allí puedo ver películas. ¡No me voy a bajar la televisión, si nisiquiera hay enchufes! Abajo leo y miro el aparato y duermo y como y bebo, y nada más. Todo eso también lo hago arriba. No es que tenga miedo a estar arriba, claro. Simplemente me siento mucho mejor aquí abajo. Con mi aparato. Oh, cómo amo a mi aparato. Cómo lo amo. No puedo expresar hasta qué punto amo a ese aparato.
Que se creen que me engañan. El piso de arriba no sólo se ha movido. Ha bajado. Ha bajado un poquito. Hay menos peldaños. No me avisaron de ésto. A lo mejor no querían engañarme. Se equivocaron. Se olvidaron. Es normal. Pero hay menos peldaños. Puede seguir bajando. Seguirá bajando. Pero tengo el aparato. Me preparo para bajar al sótano. Al sótano siempre. Al sótano.
Charco: "La letra a en el abecedario cirílico significa una serpiente marítina exponiendo sus amplios conocimientos ante una selecta audiencia de las universidades de mayor prestigio del mundo encerradas en una anguila eléctrica brillando en la oscuridad de una caja de mago borracho y saltarín y la letra significa una serpiente y la serpiente se enrolla se enrolla se enrolla hasta que no hay centro porque la serpiente ha engullido el centro de tanto enrollarse la serpiente se enrolla y entonces aparece la letra b que sig"
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
b
Estoy en el sótano. En el sótano. ¡Soy feliz! Tengo comida. Bebo la humedad de las paredes. Tengo font vella. Pero no quiero gastarla. Hago pipí. En las paredes. Y popó. En el suelo. En un rincón. La luz los ilumina. A veces. Otras no. Como poco. Leo. Tengo libros. He traído muchos. NO puedo ya ver películas. Ni escuchar música. Sótano, sótano, sótano. ¡El aparato! ¡Tengo el aparato!
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